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    Mausa Apuesta Por La Fabricación Aditiva

    Fuente Original: Interempresas

    Mausa apuesta por la fabricación aditiva para trascender su condición de moldista. En la localidad guipuzcoana de Oiartzun Mausa está demostrando a la industria cómo con conocimiento, arrojo e ilusión, una empresa pequeña de 12 empleados y 1,3 millones de facturación puede buscar su propio camino en la fabricación de piezas para clientes capaces de pensar “out of the box”. Amalia y Diego, hermanos, hijos de Emilio García, el fundador y alma mater de la empresa, tomaron hace tres años la decisión de explorar las posibilidades de la fabricación aditiva para dar un giro estratégico a su actividad principal de fabricación de moldes. Hoy cuentan ya con dos máquinas de HP, suministradas por Maquinser, cuyos resultados están respaldando esa decisión atrevida e innovadora que la familia tomó en su día.

    Mausa se dedica a la fabricación de moldes de inyección de plástico y caucho metal de hasta 1.500 mm x 760 mm. Esa ha sido siempre, desde 1973, su actividad principal y la que se encuentra en el origen de su nombre. Trabaja para sectores muy diversos, pero sobre todo para automoción, movilidad, médico, alimentario, maquinaria, utillajes o bienes de equipo.

    Pero hace tres años, con la paulatina transición de la gestión de la empresa de padre a hijos, la fabricación aditiva entró en este taller convencional de mecanizado para dar un giro a su estrategia. “Vimos la necesidad de evolucionar en la forma productiva de la empresa porque muchos proyectos se dejaban de hacer por la falta de tiempo en confeccionar un molde prototipo, piezas prototipo etc.”. Así lo explica Diego García, director de Desarrollo de Negocio de Mausa y responsable de muchas de las piezas que salen de estas instalaciones. “Con la fabricación aditiva evitamos ese molde prototipo y lanzamos las piezas impresas en un tiempo muy reducido, para validar diseño, pieza y realizar el molde final”. Si bien en la actualidad el negocio tradicional representa en torno al 70% de la facturación de la empresa, sus responsables calculan que en unos dos años el negocio de la fabricación aditiva subirá hasta el 50%.

    En los muchos casos en los que no se necesita un molde prototipo porque la complejidad de la pieza no lo requiere, los plazos de todo el proceso se reducen de una forma inequívoca. “Además —continúa Diego García— se facilitan mucho las modificaciones, es todo más fácil. Si las series son muy cortas incluso hacemos la pieza final”.

    Tras unos primeros pasos en el mundo de la fabricación aditiva en Mausa están detectando un horizonte más amplio del planteado originalmente. La idea inicial era la de enfocar la máquina de HP a evitar el molde prototipo, pero las posibilidades que ahora se plantean son enormes, ya que son muchos los clientes de inyección que piden piezas prototipo, pero también utillajes para adaptar sus máquinas, para el montaje o para verificación de piezas.

    La primera máquina de HP se instaló en Mausa en noviembre de 2017 de la mano del distribuidor Maquinser. “Vimos que dando el servicio de toda la vida no llegábamos al cliente -afirma Amalia García-. Seguimos con nuestros clientes de mecanizado tradicional como actividad principal y queríamos ofrecerles cosas nuevas. Además, queremos crecer, aumentar la cantidad y la tipología de nuestros clientes, diversificar nuestro negocio”.

    La fabricación aditiva abre un mundo de posibilidades

    En esta fase que se podría considerar todavía temprana de actividad en el sector de la fabricación aditiva, Mausa está haciendo ya piezas para terceros. De alguna manera está actuando como lo que se conoce en este sector como un service bureau, es decir, una empresa que fabrica piezas para otras empresas. Un buen ejemplo de este tipo de clientes pueden ser las ingenierías de diseño. Ellos tienen las ideas y los proyectos y Mausa les proporciona las piezas. Esta actividad de service bureau es la que permite a Mausa sacar el máximo provecho de las dos máquinas HP. De hecho, tal y como lo explican, si solo se utilizaran para fabricar piezas que evitan hacer los moldes prototipo no les podrían sacar el máximo rendimiento. “Fabricamos de todo -explica Amalia-: esculturas, piezas de joyería, regalos… Las posibilidades de aplicación son muy amplias. Solo tienes que creer que es posible”.

    Una de las grandes ventajas de Mausa es su profundo conocimiento del sector de los moldes. Esa experiencia, unida a la apuesta definitiva por la fabricación aditiva está abriendo muchas puertas, porque están preparados para asesorar e incluso rediseñar una pieza. En definitiva, asesorar al cliente cuándo es recomendable recurrir a la fabricación aditiva y cuándo no. Claro que el camino presenta muchos retos, que requieren una preparación exhaustiva. “Estamos recibiendo mucha formación, probando muchas cosas, aprendiendo siempre, saliendo a ferias y viendo qué se está imponiendo en el mercado”.

    En la actualidad, según explican Amalia y Diego García, el ámbito del postprocesado tiene mucho camino por recorrer en Mausa, donde se pretende aportar un plus en acabados superficiales, texturas, colores… Para ello están inmersos en proyectos estratégicos destinados a evolucionar en este campo ya que son todavía pocas las empresas que prestan un servicio de acabados de una forma industrializada.

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